El texto es un artefacto lingüístico constituido por una combinación de letras (o sonidos) que forman palabras que a su vez designan elementos o estados del mundo real. Estas, luego forman oraciones que integran textos.

Si se piensan estos textos como lugares de interacción de sujetos sociales, allí convergen acciones lingüísticas, cognitivas y sociales ( Beaugrande, 1997).

Por tanto el texto es un constructo histórico y social extremadamente complejo, multifacético, cuyos “secretos” es necesario revelar para comprender esas interacciones.

Concepción de lengua y de sujeto

La concepción de “sujeto de lenguaje” desde el punto de vista psicológico se refiere a la lengua  como forma de representación del pensamiento humano. El sujeto construye una representación mental que desea trasmitir y que esta sea captada por su interlocutor de la forma en que fue concebida como pensamiento.

Por otro lado, ese sujeto es esencialmente histórico y social (no se encuentra aislado en el mundo) en la medid que contribuye a la construcción  de una comunidad y por tanto tiene la habilidad de interactuar.

La concepción de la  lengua como “estructura” corresponde a un sujeto que se encuentra sometido a un sistema social y lingüístico que pauta su forma de trasmitir sus pensamientos mediante normas éticas, lingüísticas y sociales.

A su vez el sujeto de “enunciación” es el responsable por el sentido; entonces la lengua se constituye en un instrumento que se encuentra a disposición para que ese sujeto manifieste su conciencia individual como dueño de sus palabras y de sus actos. Comprender un enunciado se constituye también en un evento mental de un sujeto receptor de un mensaje emitido por otro sujeto que pretende trasmitir un pensamiento. En esta concepción se acentúa la conciencia individual en cuanto al uso del lenguaje y se reconoce entonces a un sujeto histórico librepensador. Por otra parte, estos sujetos pueden ser productos de una ideología y la fuente de sentido es la formación discursiva a la cual pertenece. Este es el caso del lenguaje académico y/o científico donde los sujetos se expresan de acuerdo a normas y significados relativos a sus áreas disciplinares.

Finalmente la concepción de la lengua como “lugar de interacción” corresponde a un sujeto activo, integrante de una sociedad y en interacción. Son sujetos que re/producen una forma social en la medida en que se encuentran comprometidos; son actores involucrados en la utilización de imágenes y representaciones sin las cuales el proceso comunicativo no podría existir. Retomado a  Bakhtin ( 1979) “ se trata de un sujeto social, histórica e ideológicamente situado que se constituye en interacción con otros. […] Su identidad se construye en relación dinámica con la alteridad”.

Concepción del texto y del sentido

De acuerdo a las concepciones de lengua y de sujeto previamente desarrolladas, el propio concepto de texto depende de ellas.

Así, en la concepción de la lengua como representación del pensamiento y del sujeto como dueño absoluto de sus acciones, el texto es visto como un producto lógico de su pensamiento (representación mental) y el lector/oyente únicamente “capta” esa representación mental juntamente con sus intenciones, ejerciendo exclusivamente un rol pasivo.

En la concepción de la lengua como código, es decir como instrumento de comunicación y un sujeto pre/determinado por el sistema, el texto es considerado como un producto codificado por un emisor y decodificado por un receptor/ oyente. De manera que, en este caso es necesario el conocimiento de un código común a ambos.

En la concepción de interacción ( dialógica) donde los sujetos son considerados actores/ constructores sociales, el texto se constituye en el “lugar de enunciación e interacción de interlocutores” como sujetos activos que dialógicamente son construidos y se construyen en un contexto sociocogntivo propio y apropiado por los participantes de la construcción del texto en interacción. Desde este lugar, la construcción del texto es una actividad interactiva altamente compleja de producción de sentidos que se realiza a partir ciertos elementos lingüísticos presentes en la superficie textual y en su forma de organización pero que requiere una movilización d conjuntos de saberes y su reconstrucción al interior de un evento comunicativo.

El sentido del texto resulta, por tanto, construido en interacción texto/sujeto o texto co/enunciadores. A su vez, la coherencia deja de ser una propiedad o característica del texto para ser parte de un contexto sociocognitivo que se moviliza en el proceso de interlocución como una configuración vehiculizadora de sentidos.