En Barcelona en 1992, se implantaron nuevas medidas para forzar a los conductores de motocicletas de cilindradas menores a 125 centímetros cúbicos la utilización de cascos, para reducir accidentes de motociclistas. El diseño de investigación para medir el efecto de usar cascos primeramente se veía el antes y el después de la introducción de la medida, observando una reducción en los accidentes, pero los datos podían ser erróneos al no contemplar otras factores. Entonces, se encontró un grupo de comparación, los conductores que poseían motociclistas con cilindradas superiores que anteriormente ya se encontraban obligados a emplear cascos. Por lo tanto, no se vieron afectados por la nueva regulación, haciendo posible un mejor estudio.
El error que tratan de evitar en la investigación es el sesgo por factores externos.

Para medir el efecto del uso del casco se utilizo una estrategia política que compara el tiempo antes y después de la ley de uso obligatorio del casco para motocicletas de baja cilindradas, Por tanto, se observo el numero de accidentes y muertes en el tránsito en motos de bajas cilindradas ha reducido después de la implementación de la ley. Sin embargo, se trataba de evitar errores de valides interna que podrían aumentar el riesgo o mantener el numero de accidentes en el grupo de motos de baja cilindradas son las variables independientes como el tiempo climático, la calidad del transito entre otros.