Su análisis de la histeria es fascinante para su época: el síntoma no estaba solo en el cuerpo sino en la mente, en lo que Charcot denominó segunda mente, luego Freud nombró como el inconsciente. Comenzó su trayectoria en la medicina practicando la hipnosis, inspirado por Charcot, buscaba llegar a la segunda mente de sus pacientes y mejorar su histeria mediante la sugestión hipnótica, aunque esto no funcionó ni ninguna de las técnicas utilizadas, razón que lo fascinó y estimuló aún más el por qué no funcionaban. Breuer le habló ahí de una paciente que padecía histeria grave sufriendo diferentes síntomas físicos, y que mediante lo que el llamaba “terapia o cura de charlas” en el momento que cuando la paciente le habla del origen del síntoma este tiende a desaparecer. Esto se convierte en la base de toda psicoterapia. Freud agregándole la hipnosis comienza a usar este revolucionario tratamiento hablando con sus pacientes sobre sus síntomas intentando descubrir donde y cuando comenzaron, remontando su historia hasta las experiencias traumáticas de la infancia referentes a la sexualidad, y ahí estaba la raíz de la enfermedad neurótica. Con el tiempo notó que las pacientes transferían sentimientos pasionales que tenían hacia sus padres, el concepto de transferencia se convirtió en un instrumento crucial en Psicoterapia. Terminó con algo que habla de sí mismo y que me fascinó “Un hombre no puede vivir sin una pasión que le consuma, un talento…yo he encontrado mi talento y es el servicio y no conozco límites…mi talento es la Psicología.”