Analizar las relaciones entre varones y mujeres desde una perspectiva de género (Scott, J. 1986), historizándolas, interesándonos en los contextos y los procesos de cambio que transforman rasgos y estructuras sociales, permite poner a luz las redes de poder –manifestadas en normas, símbolos, ordenamientos legales, costumbres y hábitos– que distribuyen roles y papeles para los diversos sujetos en virtud de sus atributos sexo-genéricos; distinguiendo jerarquías en la escala de distinciones y consideraciones.

El concepto de género ha permitido dar cuenta de la construcción cultural de las ideas sobre los roles y los deseos apropiados para mujeres y hombres. El género es “la mayor de las ilusiones colectivas” de la humanidad, como sostuvo Bourdieu (2000).También “constituye un criterio de prueba casi universal en las construcciones de identidad grupal, la memoria histórica y los mitos sobre el origen y el poder socialmente legítimo” dice Stern (1995) Además que, “en épocas de flujo o transformación, la afirmación de los papeles de género como un orden natural al que debemos hacer volver a la sociedad o a través de la cual recuperará sus anclas históricas, imparte al género una cualidad aparentemente fija: la interpretación social de la diferencia sexual. Las construcciones culturales tienden a naturalizar el género y a reafirmar los papeles de género apropiados como la base del orden y el bienestar sociales” (Stern, S. 1995, 409).

La historia del pensamiento feminista es la historia del rechazo de la construcción jerárquica de la relación entre varón y mujer en sus contextos específicos Scott (1986). Esta construcción social establece un marco regulatorio, un orden de género que no es una construcción fija, por el contrario, es mutable y está sometida a constantes construcciones (y re construcciones) de la diferencia sexual como eje de un sistema de poder que justifica las desigualdades de todo orden (Scott 1986).

Tomando en cuenta diversas producciones artísticas abordaremos las distintas manifestaciones culturales que han puesto en crisis estos supuestos (dramaturgia, artes plásticas, música, ficción y performances, incluyendo una mirada sobre el patrimonio) en su relación con el contexto social. 

Desde esa perspectiva, el curso propone reconstruir Genealogías feministas/ genealogías de mujeres/  haciendo énfasis en la necesidad de historizar la presencia de mujeres como forma de contrarrestar la invisibilidad histórica que las afecta igual que a los sectores subalternos al decir de Gramsci (2023) Al tomar en cuenta las producciones y trayectorias de mujeres uruguayas productoras de cultura, proponemos reconstruir una historia cultural del país a lo largo del siglo XX. También echar una mirada a nuestro Patrimonio para observar algunos objetos como expresión del sistema de género.  Los  objetos son resultado de la cultura (Almudena Hernando,2012), y al mismo tiempo la producen una y otra vez. La túnica escolar uruguaya una “para el varón” y otra ”para la mujer” responde a una “tecnología de género” (Teresita de Lauretis 1989), un dispositivo productor de género. 

Reflexionar en clave feminista sobre el proyecto patriarcal del terrorismo de Estado; tema escasamente abordado en la producción historiográfica –aún la más actual- sobre el “pasado reciente “significa mirar como el estado terrorista se destinó a reprimir y abolir las “nuevas libertades” que trajo consigo la “revolución sexual y la revuelta juvenil” de los 60´, en particular la de aquellas jóvenes mujeres que se sintieron convocadas a participar en la vida política – cosa de hombres. Buscamos nuevas formas de relatar o de escenificar estos crímenes de lesa humanidad. Existe un amplio abanico que va desde la puesta en escena de historias vividas hasta la posibilidad de re crear ese testimonio desde expresividades originales, en los que los hechos y la ficción se contaminan y subvierten la supuesta referencialidad de los relatos históricos. 

Las obras, performances, la música, las ficciones e incluso los objetos que enriquecen nuestro patrimonio ofrecen pistas y a través de ellos configuramos una muestra de la diversidad cultural y “los significados cambiantes de lo “femenino” en la historia” (Lagunas, C.; Ramos, M., 2007)